Infinito navegante de la bruma espesa de la sangre:
Hazte humo en mi fuego…!
( Preñado de témpanos y aquelarres.)
Ah!
Caronte de la angustia
eterna de las Almas,
Atraviesa los abismos de la
piel!
(Hacia la médula del dolor; hasta la ausencia y sus entrañas...)
(Hacia la médula del dolor; hasta la ausencia y sus entrañas...)
Grábame!
A fuego y lágrimas en mis
pupilas,
(y en la frente muerta de
cada una de mis mascaras)
el Nombre nunca dicho, de la
palabra y su mentira;
El Grito sordo de nuestro Ser...
- La cicatriz heráldica de nuestra herida-
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