Corazón oscilante en el borde
de un párpado,
mi carne gime llanto;
mi
alma clama faros…
Ha colapsado de miserias
aquel
mar, otrora calmo…
Soy
la barca nacida
a
la sombra de tus pies errantes;
El
murmullo, hijo del viento,
que
corona sus miserias en una ráfaga…
Guíame!
Mis huellas se hunden
en el lodo que me encadena,
pero es mi alma navegante
la que marcha sobre esas olas
marchitas,
de la sangre…
Y qué decir, entonces ?
Cómo
explicar a este mundo,
que
soy la imagen reflejada,
y
no la carne…
Cómo
decir Aura sin implicar Cuerpo;
Cómo
explicar,
que
mi angustia
hace
Aldea, eternamente,
en
el frío helado,
de todos
los
espejos…
Guíame!
Que tus manos liberadas sean el
rezo,
que mi alma mutilada
pide
a gritos;
Que tu fuego infinito sea el faro,
que mi barca, siempre náufraga,
ha
perdido…
Guíame!
Y así diremos, entones,
desde la costa de mi Océano,
Que las huellas existieron, y nos
llaman;
Que la imagen queda presa en el
espejo,
pero
el vuelo es posible,
desde
el Alma…
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