Un alma mutilada se eleva sobre el pináculo
De los
delirios.
Un corazón inerme, vítreo,
Marca
los estertores
De este
mundo aun sangrante.
(El cuerpo
destiñe, los ojos se queman)
La vida escapa; como escupida
Por los
ataúdes puestos en cruz
Sobre el
umbral del Tiempo.
(Ya no hay
pasado,
no hubo presente)
La bilis empapo la arena de los
relojes sagrados.
Ahora,
Los Faraones amontonan en sus hoteles
A los
numerosos “suicidados por la sociedad”.
Las esfinges cambian de formas.
El espíritu se mueve dentro de un vientre
pronto a parir,
Y una vieja
alquimia de sueños
Se lleva a
cabo entre nosotros...
Mientras tanto:
Un Fénix
convertido en cenizas
Se debate
entre el todo y la nada,
Entre
ángeles fratricidas y
Demonios
limosneros...
La mente estalla...
La
vida fluye de las manos desatadas,
Las
miserias atestiguan en el juicio
A los
suicidas sin causa...
La Vida esta allí...
Los
latidos murmuran
Verdades
gritadas hoy,
antes calladas. Todo esta dado...
Este Mundo voluntariamente sibilino
Se ofrece
(virgen)
Para comenzar a
ser vivido...
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